domingo, 23 de abril de 2017

3 CONSEJOS PARA ACTIVAR TU INTUICIÓN






La intuición (el verbo “intuir” viene del latín intueri: “mirar hacia dentro” o “contemplar”) se podría describir como esa voz discreta pero constante, contundente, que nos dice la verdad acerca de las cosas. Pero la intuición supone el ejercicio del valor, porque intuir sin actuar termina siendo una forma de traición. No obstante, ese valor tiene un enorme beneficio práctico: hay mucho menos probabilidades de tomar una mala decisión.



Es importante, sin embargo, saber diferenciar entre una intuición, un pensamiento miedoso y un deseo. Las intuiciones confiables transmiten información neutral, despojada de emociones. Pueden compararse quizás a cuando uno ve una película y atiende la historia desde una distancia desapegada. Los miedos y deseos son manipulaciones para tomar decisiones que creemos que nos benefician o protegen a corto plazo. Las siguientes son algunas técnicas para despejar el clima mental y dar espacio a esa pequeña voz para que nos guíe.

Silencia tu mente

Cambia tu foco de atención a la respiración (mindfulness). La mayoría de nosotros nos sobreidentificamos con nuestros pensamientos y solamente reaccionamos a ellos. Con sólo mirarlos pasar sin identificarnos demasiado con sus emociones es suficiente para que esa voz de fondo tome fuerza y la podamos escuchar.


Presta atención a las señales de tu cuerpo

El cuerpo proporciona información poderosa acerca de la salud, las decisiones y otras personas. A un nivel muy básico, cuando uno se siente cansado lo mejor es descansar; cuando está triste, llorar; si se está estresado, detenerse y hacer algo que produzca placer, ligereza. También es instructivo notar qué personas nos dan energía y qué personas nos la quitan. Utilizar esa información para crear un ritmo de vida sano es crucial.


Atiende tus sueños (intenta recordarlos)

Desde luego, los sueños igualmente nos dan información acerca de las áreas problemáticas en nuestra vida y sus posibles soluciones, las cuales no siempre son obvias para el proceso racional. Es preciso recordar los sueños, examinarlos todos los días, y encontrar verdades allí donde resaltan más.


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