miércoles, 20 de marzo de 2019

EL DOLOR DE LAS LLAMAS GEMELAS Y LA MUERTE INTERNA (2)




El dolor: esa sensación desgarradora que se genera desde las profundidades de tu corazón. ¿Pero has llegado realmente hasta el límite? ¿Has llegado a morir por culpa de ese dolor? Lo que yo defino como muerte interna no se trata en absoluto de una muerte física. Una muerte interna significa el fin de tu antiguo ser para dar vida a uno nuevo, más expandido e ilimitado.

Despojarte de tu viejo ser no se lleva cabo con la misma facilidad con la que te quitas la ropa para ponerte una nueva. Desprenderte de todos los bagajes de tu pasado, viejas creencias, viejos patrones de pensamiento y perspectivas limitantes, es más bien parecido a arrancarte tu propia piel centímetro a centímetro, hasta que no quede nada de ti. Hasta morir. Y entonces, volverás a resurgir.



Mis propias experiencias con la muerte interna.

Como común en el viaje de las Llamas Gemelas, el dolor me ha acompañado a lo largo de muchos meses. No obstante, verdaderas muertes internas sólo las he vivido en tres ocasiones. La primera fue lógicamente el día de la separación, cuando mi Llama Gemela decidió elegir su gastado matrimonio por encima de nuestra conexión. En aquel momento me tuve que desprender de aquello que más amaba, del amor idealizado, del amor romántico, de ese amor socialmente considerado como perfecto. Muchas partes de mi propio ser desaparecieron, pero nunca pensé que el dolor podría llegar a ser incluso más intenso en otras ocasiones posteriores.

Después de meses de silencio, volvimos a tener un encuentro fugaz, que dio paso a otra larga fase de silencio. En ese momento, mi Llama Gemela hizo algo que nunca había hecho antes. Algo que en su insignificancia me provocó la segunda de mis muertes internas: compartir una foto con su mujer. Significó un duro encuentro con mi propia realidad 3D, algo que hasta ese momento sólo había imaginado en mi cabeza. Ese duro golpe me arrancó esa parte de piel en la que tenía incrustada las perspectivas limitantes del mundo de la tercera dimensión. A partir de entonces aprendí que nada de lo que se observa con los ojos es realmente la realidad. En su lugar, aprendí a observar con los ojos del alma.

La tercera muerte interna fue la más profunda de todas y la que me terminó de destruir por completo. Después de un año y medio de separación y casi un año sin verle (a pesar de vivir en la misma ciudad), algo me guió a tomar una valiente decisión: contarle la verdad acerca de mis sentimientos, expresarle todo mi amor por él, confesarle que nuestra conexión es eterna e indestructible. Ocho minutos de vídeo de auténtica poesía que acabaron en una reacción completamente neutra e impasible por su parte. “No puedo corresponder lo que sientes. Me he separado de mi mujer y ahora estoy empezando una relación distinta con una persona distinta. He decidido mantener una soledad controlada”. Morí.


¿Cómo se experimentan las muertes internas?

Por supuesto, cada persona las vive de una forma totalmente personal e individual. No existen dos experiencias iguales. En mi caso, significaba pasar horas tumbada en el suelo, en algunos momentos gritando hasta quedarme sin aliento, golpeando y pateando todo aquello que me rodeaba. En otros momentos, simplemente contemplando en silencio el infinito, sin sentir absolutamente nada en mi interior, únicamente el arrollador vacío. El tiempo pasaba lentamente mientras me arrancaba todo lo que quedaba de mí. Al final del día, no quedaba absolutamente nada. Con el nuevo día, resurgía de mis cenizas: me levantaba y seguía caminando.

Todas esas muertes internas me enseñaron a dejar de agarrarme a su proceso, a sus acciones, a sus decisiones y a la máscara detrás de la cual había decidido esconderse. Descubrí que mi Llama Gemela no era quien yo veía, sino quien yo sentía. Me arranqué todas las capas de piel que me ataban al pasado y a un mundo limitado por la mente humana. Seguí recorriendo este viaje llena de luz y amor. Un amor hacia mi Llama Gemela que nunca morirá.

El dolor de la muerte del ego.

Lo que realmente ocurre durante ese proceso es la muerte de tu ego. Se trata de un intenso proceso de transformación interna, gracias al cual emerge tu verdadero ser, mientras el ego se reduce a cenizas. Como todo proceso de transformación, resulta ser muy doloroso pero a la vez totalmente necesario.

Espero que no suene muy atrevido afirmar que el dolor que se llega a sentir durante el viaje de las Llamas Gemelas es uno de los dolores más intensos que jamás se podrá experimentar en la vida. El Universo, de repente, te pone frente a la persona que representa la otra mitad de toda tu existencia, y acto seguido, te obliga a que te desprendas de ella. “Imposible” – contestas desde el ego, quien siempre ha aprendido que el verdadero amor es aquel que espera, que exige, que agarra y que suplica. Y entonces esperas, exiges, agarras y suplicas.

Hasta que el Universo golpea. De repente, te golpea con la vara del despertar, y en tu interior algo muere. Mueren tus esperanzas, tus expectativas, tus apegos y tus exigencias. Muere esa parte de ti que sólo es capaz de observar a tu Llama Gemela por lo que es en superficie, con la máscara detrás la cual se esconde.

Morir duele. Renacer también. Pero como en el principio universal del Yin y el Yang, no hay muerte sin vida, ni vida sin muerte. Las muertes internas son experiencias desgarradoras, pero son una forma necesaria de liberación de tu antiguo ser. El objetivo es que tu verdadera esencia renazca y te conviertas en quien verdaderamente eres.


Qué hacer en el momento en el que se produce una muerte interna:

Toma conciencia de que es temporal y que el dolor no durará para siempre. De hecho, las muertes internas suelen ser fulminantes y a veces sólo duran unas horas. Puede que un dolor más suave se quede algo más en el tiempo, pero lo más probable es que te levantes al día siguiente con una extraña sensación de renovación, y contra todo pronóstico, con una sorprendente fortaleza magnificada.
Acepta la transformación y no te resistas a ella. Si te resistes a lo que estás experimentando, lo único que consigues es alargar el dolor e incrementar su intensidad. Ríndete, siéntelo, acéptalo. Túmbate en el suelo si lo sientes, dejándote sucumbir al fluir de la transformación.

Recuerda que tus propios guías te acompañan y te observan durante todo el proceso. Ellos nunca te abandonan y saben perfectamente por lo que estás pasando. Te ayudarán a resurgir, a volver a nacer, a crear en ti un nuevo ser divino. Siempre están contigo, al igual que lo está tu Llama Gemela. No lo olvides.

"La muerte de tu ego significa el comienzo de tu verdadera vida".

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